Competencias:… ¿aprender haciendo?.

Estamos en puertas de que se apruebe la n+1 Ley Orgánica de Educación en el estado español. Todas se promulgan con la intención de paliar el supuesto fracaso de la anterior. La LOGSE surgió con la vocación de acabar con el 30% de fracaso escolar heredado del anterior sistema. No lo consiguió. La LOCE nació para acabar con 13 años de supuesto fracaso del sistema educativo; a los tres años fue derogada. La LOE quiso ser una ley supermegaguay; no le ha dado tiempo ni a completar una generación de estudiantes. Y ahora la LOMCE va a nacer arropada por sus creadores, pero herida de muerte desde el principio, porque vuelve a ser una ley de partido político y no una ley de consenso social, como debería ser en un tema tan trascendental como es el de la educación.

Todas ellas tienen un denominador común: bonitos preámbulos, declaración de intenciones, principios y fines loables compartidos por todos, arpas y fanfarrias. Cualquiera que los lee se identifica con ellos. Me recuerda a un documental que hace poco ví en el canal Xplora sobre el estúpido tema de los mensajes satánicos en las canciones escuchadas al revés. En él, se mostraba un estudio de investigación con tres muestras de población. En el primer grupo, se les ponía la canción al revés y en la pantalla de un monitor aparecían los subtítulos con el supuesto mensaje: la respuesta del primer grupo era que, efectivamente, lo que se oía se parecía a lo que estaba escrito, con mucha claridad. Al segundo grupo se le ponía la misma pista de audio al revés, pero el texto difería totalmente, puesto que eran palabras inconexas sin sentido y sin ningún tipo de mensaje satánico; este segundo grupo decía que efectivamente lo que se oía era muy parecido a lo que estaba escrito. El tercer grupo escuchaba la misma pista de audio, pero no se le ponía ningún subtítulo escrito en pantalla; la opinión de las personas de este último grupo es que no entendían lo que se decía en la canción al revés, y lo que les parecía es que las palabras eran pronunciadas en otro idioma no conocido. Conclusión: cada uno percibimos lo que estamos predispuestos a percibir. Ni más ni menos. Nuestro cerebro se deja convencer con mucha facilidad.

Pues bien, desengañémonos. No es una Ley Orgánica la solución a los problemas educativos, ni mucho menos la solución a la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales. Ustedes legislen, que yo haré los reglamentos, decía el Conde de Romanones. Es muy bonito escribir fines y principios, y no tener un euro para invertirlo en las verdaderas soluciones del sistema educativo, que a la postre entiendo que son:

1º. Una selección dura, una formación exhaustiva, y un respeto y reconocimiento extraordinario hacia la profesión docente. No sólo entre los docentes públicos, sino también entre los de la privada. Un maestro o profesor sin vocación, desmotivado, que va a su trabajo indefenso, vendido, quemado, es una tragedia social. Pero claro, para tener un excelente profesorado,  hay que invertir en él, hay que pagarlo.

2º Un sistema educativo que no esté basado en la fecha de fabricación de los niños, sino en sus capacidades y en su velocidad de desarrollo. Durante las manifestaciones de la marea verde se dejaban ver algunos carteles que decían: «enseñamos a niños, no fabricamos tornillos». Pues hay veces que no lo parece, porque el sistema está preparado para que salgan todos igualitos con la fecha grabada en el historial académico. Y menudo suplicio le espera al niño que se salga de la cadena de producción. Los tornillos que se cruzan en la cadena, se lanzan fuera de ella con la ayuda de un gancho. Cambiar esto supone una organización mucho más flexible dentro del centro. Pero claro,  hay que invertir en esto,  hay que pagarlo.

3º Un sistema educativo que tengo recursos adecuados. Nuevas tecnologías… me río yo de las nuevas tecnologías. Las clases se llenan de tablets y pizarras digitales… y el ancho de banda de un colegio entero es de 1Mb, cuando en un domicilio particular podemos tener entre 3 y 20Mb.  Os podéis imaginar lo que ocurre cuando en pleno horario escolar los alumnos encienden todos los ordenadores, los de la clase de informática, y los portátiles o tablets. El colapso completo. Pero claro, hay que invertir en esto, hay que pagarlo.

4º Un sistema educativo que fuerce a toda la sociedad, de una puñetera vez a darle la importancia que se merece a los idiomas. El bilingüismo mola, está de moda, pero ahora se está autorizando a cualquier colegio a anunciarlo a bombo y platillo, simplemente con que cuenten con profesores que, sin ser expertos (ni mucho menos nativos), se aventuren a dar determinadas clases en inglés o francés. Da igual que tengan un acento hispánico que tire para atrás. Da lo mismo que no dominen giros y modismos, que cuando les escuchan alumnos nativos que acuden de intercambio se espantan de la mala formación que tienen los alumnos españoles en su idioma. Es igual. Es mejor esto que tener a nativos que no tienen experiencia en colegios españoles (deben creer los administradores que en el extranjero los títulos de educadores los dan en alguna tómbola de beneficencia, como ocurre aquí en España en determinados centros educativos privados con niños de familias bien). Y el bilingüismo se reduce a una asignatura, y los alumnos vuelven a sus casas monolingües más o menos igual que como se fueron al colegio. Menos excusas, Lo que pasa es que,… claro, el bilingüismo hay que pagarlo.

5º Un sistema educativo que atienda a la diversidad, a los que no llegan al mínimo y a los que se les quedan pequeñas las enseñanzas mínimas. Claro, como no hay dinero, no podemos extender los modelos de enriquecimiento escolar a todos los centros educativos, como debería ser por sentido común y porque tenemos una Constitución atrofiada que lo exige (como reconoce el derecho de que todos tengamos casa y trabajo, manda huevos). Así que dejemos que por iniciativa propia los centros se lo monten con sus propios recursos. O sea que lo paguen las familias, y los que no lo puedan pagar, que discurran, que para eso somos españoles e inventamos cosas simplemente con que nos pongan un palo en la mano. Y en todo caso, igual que el bilingüísmo, ponemos media docena de centros de referencia en toda la comunidad y a correr. O mejor, les autorizo a mis amiguetes a fundar un supermegaguay colegio privado de la muerte, y que vayan allí concentrados todos los niños con super cociente intelectual y a pagar una pasta gansa por los gastos complementarios. No hay para todos. Porque…, claro, extender la atención a la diversidad para todos los españoles cuesta dinero, y no lo vamos a quitar de las partidas destinadas al compadreo y pasteleo político.

6º Y finalmente, un sistema educativo que para evitar el 30% de fracaso escolar debe de una vez por todas cambiar lo que es una de las causas fundamentales y principales de este fracaso: el propio currículo. Las enseñanzas mínimas y la evaluación de las mismas. Hoy por hoy los contenidos que se dan, las evaluaciones que se realizan no están ajustados a nuestros tiempos. Los niños aprenden más, mejor y con mayor rapidez fuera de las escuelas. Y todo ello pese a que en los preámbulos, principios y fines de las sucesivas Leyes Orgánicas de este santo Estado Español, ya se empieza a hablar de competencias, de aprender haciendo, de tareas… Hay que evaluar por competencias. Algunos profesores ya lo hacen. Pero la mayoría no, porque saben que después llega el inspector retrogrado de turno, con su perfume esencia  eau de naftalina, y les dice que los experimentos con gaseosa. Que a los niños les preguntas datos y fechas, y que no se las saben. Que hay que seguir evaluando la memoria. Que eso de las competencias es muy florido, pero es un invento eurogilipollas. Y venga a estudiar datos y fechas para pasar exámenes. Y venga a definir conceptos abstractos y a analizar sintácticamente oraciones. Para qué escribir cuentos, ensayos, columnas periodísticas, panfletos o poesías. Para qué experimentar en el aula. Para qué crear. Eso es fomentar el pensamiento libre. Eso no se puede examinar con un test de respuestas múltiples. Necesitamos estadísticas para nuestros superinformes. Necesitamos adelantar por lo menos a Albania en el ranking educativo. Nada, a aprender de memoria las respuestas a las preguntas del libro de texto. Y además, es más barato.

En el bachillerato, los alumnos ya no estudian por el placer de estudiar, y eso que no es una etapa obligatoria. No buscan prepararse para su futura vocación. Estudian para preparar un examen: la selectividad. Pronto, con la próxima ley educativa, los niños tendrán que estudiar exclusivamente para preparar los sucesivos exámenes de reválida. Al carajo con las competencias, con el aprender haciendo.  Vamos a tener a alumnos que van a pasar los exámenes porque los maestros les van a preparar para ello. Memorizar páginas y páginas de libros y apuntes. Pero en la vida real, van a seguir tan torpes como siempre o más salvo aquellos que tengan que preparar oposiciones, o se presenten a concursos de la televisión, que estarán mejor preparados para ello. Y si no se evalúa por competencias, que es lo mismo que decir que se evalúa la calidad del trabajo realizado y las diferentes capacidades del alumno que entran en juego, vamos a seguir valorando la capacidad de un niño de memorizar a corto plazo una serie de datos para aprobar un examen. Y después que les registren. Vamos, como cuando nos sacamos el carné de conducir. Y así nos va.

Me gustaría conocer a las personas que van a escribir los reglamentos de la nueva Ley Orgánica. Me gustaría que me explicasen cómo van a conseguir una enseñanza de calidad, la añorada excelencia (lease con la boca llena de saliva, pletóricos oradores), con un profesorado cabreado y desmotivado; con unos centros educativos con sus sistemas informáticos colapsados; con unas familias que no tienen dinero para libros ni materiales, porque se están comiendo los pocos ahorros que les quedan…literalmente; con un servicio de inspección educativa decimonónico; y con unos alumnos desesperados, porque van a seguir igual de aburridos, desmoralizados y hastiados de un sistema educativo que va decadas por detrás de la sociedad en que está inmerso, gracias a los estúpidos políticos que tenemos y a los estúpidos ciudadanos que los hemos elegido.

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6 respuestas a Competencias:… ¿aprender haciendo?.

  1. Luis Palacios dijo:

    Aprender haciendo es lo que le gusta a cualquier chaval, deberíamos ser los profesores los que faclitiemos lo que les gusta y no obligarlos a observarnos empanados como explicamos nuestras lecciones. Todo cuesta al principio pero si no cambiamos, si seguimos usando los libros de texto como la principal herramienta de trabajo no vamos a conseguir que los niños cambien y su actitud frente a la escuela tampoco. Podéis consultar mi TFM en http://www.mopsucv.org/video-tutoriales-y-aprendizaje-cooperativo-en-educacion-secundaria-obligatoria
    Cuando a los chavales se les da la oportunidad de participar, participan, les gusta y aprenden. ¿Porqué aprender tiene que ser tedioso y aburrido?

  2. Mariajo dijo:

    Acabo de empezar una aventura muy interesante en un centro de estudios. Los niños que acuden están desmotivados, no le encuentran sentido al cole y vienen siempre cargados de deberes poco estimulantes. He probado actividades nuevas y han dado resultados muy llamativos. Está claro que necesitamos un cambio en la educación, pero un cambio MUY PROFUNDO. He descubierto tu blog y estoy FASCINADA 😉

  3. Alejandro dijo:

    Verdades como puños…

    Volvemos a estudiar como en los años 60 y nos quieren hacer ver que es el progreso

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