Este blog nació para homenajear a todos los chicos y chicas que desde su más corta edad tienen hambre de conocimiento; que su curiosidad supera las previsiones más optimistas; que tienen un concepto de la justicia que les lleva a ponerse del lado del débil y enfrentarse al que avasalla; que por la misma razón se rebelan ante las incongruencias de los adultos, la hostilidad de los acosadores y la intransigencia de los que no les comprenden.
Pero también quiere ser un homenaje a los padres de estos niños, sobre todo a aquellos que padecen los rigores de la economía, que luchan desde las situaciones más humildes por intentar que sus hijos tengan al menos una oportunidad mejor en la vida, que los comprenden y apoyan, aunque en algunas ocasiones tampoco entiendan qué pasa por sus cabezas.
Y por supuesto que quiero utilizarlo como tribuna desde donde se aplauda y reconozca el trabajo de los excelentes profesores que han percibido el brillo en los ojos de estos chavales cuando les acompañan en ese emocionante viaje que les lleva a descubrir lo desconocido, a superar los obstáculos, a crear lo inexistente. Perciben que detrás de esas miradas hay mentes mucho más inquietas de lo habitual, a veces teniendo que lidiar con paciencia con las limitaciones infantiles, con ese excesivo perfeccionismo, o con una evidente falta de resistencia a la frustración.
Ahora bien, me va a servir igualmente para señalar con el dedo a aquellos que de manera consciente o involuntaria están poniendo la zancadilla, levantando muros en el campo, poniendo en evidencia a estos niños, padres y profesores, que su único delito está siendo intentar apaciguar este ansia de saber, y custodiar las bibliotecas de Alejandría que se alzan a nuestro alrededor, para evitar que los fanáticos de la ignorancia, de la envidia y de la codicia vuelvan a incendiarlas en nombre de la mediocridad.
Va por vosotros.